jueves, 8 de marzo de 2012

¿Por qué no hay ni habrá crédito?  

En la actualidad, no hay crédito en España. El aumento de la liquidez generada por el BCE ha provocado un aumento de las compras de deuda pública por parte de las entidades financieras y ha generado una disminución de su tipo de interés. No obstante, dicha liquidez no ha llegado al sector privado.

En diciembre, el importe del crédito hipotecario, históricamente considerado como el más seguro, descendió en un 0,5% respecto al mes anterior y en el 5,98% en relación a 2010. En ambos períodos, el volumen de los nuevos préstamos concedidos fue inferior al de las amortizaciones realizadas por familias y empresas. Una cifra totalmente diferente a la observada en la anterior crisis: en 1993 creció un 15%.

La inexistencia de crédito tiene en gran medida que ver con un sistema bancario español extremadamente frágil. Ni ahora, ni desde que se inició la gran recesión, una completa reforma financiera ha sido verdaderamente una prioridad. Al principio de la crisis se consideraba que no era necesaria. Así, en septiembre de 2008, Zapatero declaró en Nueva York; “España quizá tenga el sistema financiero más sólido del mundo”.

Para nuestro presidente, el secreto del éxito era la gestión realizada por el Banco de España. En concreto, la creación de las provisiones anticíclicas y la prohibición de sacar fuera del balance determinados activos, tales como los vehículos estructurados de inversión (SIV). No le importaba que en 2006 (el último año del boom inmobiliario) las cajas y bancos españoles tuvieran previsto otorgar alrededor de tres, cinco y siete veces más crédito hipotecario por habitante que Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, respectivamente. En nuestro sistema bancario, aunque no había hipotecas subprime, existían multitud de unidades de una especie aún más peligrosa: las made in Spain.

En el epicentro de la crisis, el Banco de España reconoció la existencia de algunos problemas. No obstante, los limitó a determinadas cajas. Incitó a la realización de fusiones, pero delegó en los políticos su ejecución. Algunas unieron a entidades de la misma comunidad autónoma, otros de distinta región gobernadas por el mismo partido político. En la mayoría de los casos, se generaron entidades con un escaso tamaño por volumen de activos o con escasísima solvencia.

La llegada del PP al poder no ha supuesto ningún cambio. Ha realizado la penúltima reforma financiera. Ha cifrado el agujero de las entidades en 52.000 millones y ha dado implícitamente a la mayoría de ellas un plazo de dos años para que lo solucionen. Tal y como ha hecho en diversas ocasiones el Banco de España, ha infravalorado las pérdidas actuales y futuras de nuestros bancos y no ha generado ningún mecanismo a corto plazo para reactivar el crédito.

En los próximos dos ejercicios, los bancos españoles tendrán como principal objetivo finalizar las fusiones emprendidas, no importándoles demasiado si su volumen de negocio aumenta o disminuye. Es decir, mirarán hacia adentro, en lugar de hacia afuera. Debido a ello, difícilmente el crédito bancario aumentará en la medida necesaria para favorecer la reactivación económica

Increíblemente, los sucesivos gobiernos coinciden en que no es necesario acelerar la reforma financiera, ya que España dispone de casi todo el tiempo del mundo para sanear a sus entidades. Hace dos décadas, los gobernantes de Japón pensaban lo mismo. Por ello, tardaron ocho años en empezar a reconstruir con sensatez su sistema bancario. Espero y deseo que su posterior evolución económica y la nuestra no sea similar.
Vía: Economía Digital by Gonzalo Bernardos

No hay comentarios: